¿Como es posible que un pueblo vote por su autodestrucción?

¿Como es posible que elija la ruptura, la fragmentación, la pérdida de valores humanos y familiares?

¿Como es posible que se elija alejarnos cada vez mas de las virtudes y abrazar la chabacanería, inmoralidad y el deshonor?

¿Como es posible que la gente vote por abandonar sus raíces, sus tradiciones de siglos, que vote por dejar atrás la unidad que engrandece a un pueblo?

¿Como es posible que se elija entregar decisiones que deberían ser propias, al control de un estado que cada vez más, controla nuestro modo de vida?

¿Por qué la gente no puede entender que solo unidos podremos contra ellos?

Tratemos de dar una explicación a tanto disparate. A estas alturas muchos conocemos bien la falsa ilusión de los bandos, sabemos que son los mismos quienes están detrás de unos y otros. Solo se vota con que careta nos van a gobernar los de siempre. Sabemos que los monigotes que elegimos como nuestros honorables representantes, son saqueadores profesionales, vasallos sin escrúpulos de sus amos, ejecutores sin alma de sus siniestros planes, no solo en el gobierno central, sino también en los gobiernos de esa desgracia llamada autonomías, creadas para la fragmentación completa y ruina de un país.

La opción mas honesta es no participar de la farsa y esperar a que a una mayoría se le caigan los velos y se unan a esta cruzada…poco menos que una utopía. Es doloroso reconocer lo lejos que estamos de ello.

Pero aun siendo consciente que la gente al fin y al cabo vota con la información que cree conocer, aun en medio de tanta inconsciencia, resulta increíble que la opción mayoritariamente elegida, sea la destrucción de un país, el ataque directo a la propia nación en la que uno vive y de la que forma parte, ataque a lo que somos y a nuestra propia esencia.

Ya sabemos que ha habido una gran dosis de fraude electoral con manipulación informática, bastante burda por cierto, aderezada con la inclusión de un nuevo partido capaz de mover emociones a uno y otro lado, asegurándose así la élite un incremento de participación que sostenga su demoníaca y esclavista partitocracia. Si terroristas, abortistas y otros siervos de las élites celebran los resultados de unas elecciones, es que hemos fracasado ya no solo como pueblo, sino como seres humanos

La Consciencia de Ki