Bares y comercios de Tarragona ya cobran en oro a sus clientes

Una decena de negocios de la provincia permite el pago con pequeños lingotes de 24 kilates de uno, dos y medio o cinco gramos.

Dos menús o un ramo de rosas a cambio de un gramo de oro. Algunos bares, restaurantes, floristerías, joyerías u hoteles de la provincia de Tarragona aceptan que sus clientes les paguen con oro en vez de con euros. Forman parte de una red de establecimientos (K-Exchange) impulsada por la empresa alemana Karatbars International, que comercializa gold cards en más de 120 países. Se trata de tarjetas de apariencia similar a las de crédito que llevan integrada un pequeño lingote de oro de 24 kilates, de uno, dos y medio o cinco gramos, y la acreditación de que es puro y proviene de refinerías certificadas por la LBMA (Mercado de Lingotes de Londres). Ya se han adherido una decena de negocios de Tarragona, Montblanc, Vila-seca, Miami Platja o L’Ampolla.

Pere y Jordi Fernández, padre e hijo y propietarios del bar Pallars de Tarragona, aseguran que ya han cobrado en oro a cuatro clientes. «Cuando nos pagan con una gold card miramos en internet qué valor tiene el gramo ese día. Si vale menos que lo que han consumido, nos pueden pagar la diferencia en euros. Y si vale más, les damos el cambio (también en euros)», explican. Ayer, un gramo de oro equivalía a 31,48 euros.

 

En su inicio

El uso de este metal precioso como moneda no es nuevo. En la Antigua Roma ya se empleaba. Ahora vuelve a calar en la sociedad con la expansión de multinacionales como Karatbars, Swiss Gold, Oro Express o Golddirect, que están revolucionando el mercado con estas ‘tarjetas oro’ o nuevas tecnologías que permiten operar a través de internet. Karatbars es la que ha penetrado con más fuerza en Tarragona gracias a sus precios más ventajosos –la tarjeta de un gramo cuesta en tono a 50 euros– y la consolidación de su red de centros de intercambio K-Exchange.

La floristería Monceau Fleurs de Tarragona ha entrado en este sistema, que todavía es muy incipiente. «Llevamos seis meses y, de momento, cuatro o cinco personas nos han pagado con oro. Aún no es muy común, pero estoy convencido de que en el futuro será mucho más frecuente dada la inestabilidad del euro y el dólar», afirma Alfonso Rodríguez, administrador de este establecimiento.

El hotel Flamingo de L’Ampolla también está asociado. «Estoy convencido de que es un proyecto con mucho futuro. Hay tanta gente enfadada con los bancos que, sólo por llevarles la contraria, seguro que van a empezar a usar este método de pago», afirma Josep Márquez, propietario del hotel.

Aparte de reutilizarlas, los comerciantes pueden revender las gold cards a Karatbars con una bonificación del 2% sobre el precio de mercado. «Cuando cobramos con Visa el banco se lleva una comisión, pero si nos pagan con oro podemos obtener un beneficio», apuntan los dueños del bar Pallars.

Juan Villajos, propietario del restaurante Melvin de Vila-seca guarda las dos tarjetas (cada una de un gramo) con las que le pagaron recientemente una comida. «Las venderé cuando tenga más o suba su valor», dice Villajos, que expone que «nos dimos de alta en esta red para atraer más clientes».

La expansión de este método de pago depende «de las personas que haya involucradas en el proyecto y de cuánto recomienden esta idea a otras personas y comercios», indica Xavier Mallafré, uno de los afiliados de Karatbars que lidera su crecimiento en el área de Tarragona, donde calcula que ya hay más de un millar de ciudadanos operando a través de esta empresa.

«En estos momentos –continúa–, estamos en conversaciones con organizaciones de comerciantes de Tarragona y Terres de l’Ebre para masificarlo». Su intención es promover iniciativas como la de la asociación de empresarios de Sayago (Zamora), que, para promocionarse, ha sorteado este verano diez tarjetas de un gramo entre sus clientes.

Aún así, Mallafré reconoce que la utilización del oro como moneda no se producirá de forma inmediata: «Si dentro de unos años sube de precio, algo más que probable, las personas que han acumulado oro se animarán a pagar con él para obtener un beneficio económico».

 

Un valor seguro

El oro está considerado un valor refugio por los inversores y los ahorradores. Está a salvo de la inflación, la devaluación de las divisas y otros riesgos inherentes de las políticas económicas. Hasta ahora, adquirir un lingote de oro de 24 kilates de pureza 999,9 estaba al alcance de unos cuantos acaudalados. Una onza (31,10 gramos) costaba 30 euros en 1936, ahora supera los 1.236.

«Con mucha seguridad, 1.000 euros en oro hoy, se revalorizarán en diez años como mínimo al mismo ritmo que el coste de la vida. Sin embargo, el dinero en una cuenta corriente pierde valor según pasan los años», argumenta Mallafré. Karatbars ofrece a sus afiliados la posibilidad de guardar su oro en una bóveda en su sede de Stuttgart (Alemania) o bien enviárselo a casa.

La novedad introducida por Karatbars, Oro Express o Swiss Gold es que permiten a sus clientes comprar oro en pequeñas cantidades, convirtiéndolo en un producto accesible para las clases medias. «Nuestra idea inicial es que todo el mundo, no solo las clases adineradas, puedan acumular oro. Las gold cards no son más que lingotes reales, en un formato que permite llevarlos en la cartera como si de un billete se tratara», concluye Mallafré.

Visto en Defiéndete con Oro

http://www.diaridetarragona.com/tarragona/29990/bares-y-comercios-de-tarragona-ya-cobran-en-oro-a-sus-clientes

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